(...) Yo seguía mi rutina, como cualquier otro día... Pero él estaba ahí. Apareció de la nada, justo como se fue. Al principio fue difícil reconocerlo, pero bah!, no hubiese sentido eso si no hubiese sido él.....
"Me acerco? ... Lo saludo? .... Lo ignoro?.... " Preguntas que rondaban mi cabeza en mil y un sentidos. Esperé. Me senté en una de las bancas cerca de ese árbol que desde pequeña, siempre me ha gustado.
Me pareció que habían pasado ya 4 o 5 horas cuando él, por fin, volteó. Su mirada se encontró con la mía y fue algo mágico para mí, ya que para él, obviamente no fue así... Todos esos sentimientos revueltos reaparecieron.
- Niz .... - Al fin dijo.
- ...... Esteban -
No podía más que mirarlo a los ojos. Buscar esa luz que siempre había irradiado. Perderme en su mirada........ Pero no había nada, no era el mismo.
- Qué.... qué pasa Niz? - Lo escuché con la dulzura propia en su voz.
En ese momento, en ese mismísimo momento donde todo era confuso, nublado y quizás, apagado... Me dí cuenta que dolía, dolía mucho.
Lágrimas corrieron por mis mejillas.... Inundando todo espacio vacío que había en mí.
Mierda. (...)
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