Así es. De verdad,
Demonios. Odio levantarme y sentir ese dolor tan pendejo aplastándome el pecho, que la mayoría de las veces ni respirar me deja. Lo odio terriblemente, probablemente sea la única cosa que odie completamente en éste mundo. Y no se lo deseo absolutamente a nadie.
Sólo quiero que me mires a los ojos, que me digas que también extrañas todo y que todo estará bien.. ¿Es mucho pedir?..
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